Ser efectivo vs. eficiente: qué es más importante

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Las palabras efectividadeficiencia suenan todo el tiempo en el ambiente laboral: “tenemos que ser más efectivos en este territorio” o “tenemos que ser más eficientes en este departamento”. Pero, ¿qué es ser efectivo vs. eficiente? ¿Cuál es más importante? Sigue leyendo para ver cómo balancear tu efectividad vs. eficiencia te pueden ayudar a triunfar en tu carrera.

Ser efectivo vs. eficiente: la diferencia

En palabras muy simples, ser efectivo es lograr el objetivo planteado, independientemente de cuántos recursos tuviste que utilizar.

Es decir, la efectividad mide el éxito desde el punto de vista de resultados para la organización. Si tus resultados son iguales o mejores a los esperados, entonces fuiste efectivo.

Por otro lado, ser eficiente es que utilizaste pocos recursos para completar una tarea.

Es decir, la eficiencia mide el éxito desde el punto de vista del proceso. Si tu proceso utilizó recursos iguales o menores a los esperados, entonces fuiste eficiente.

Algunos ejemplos de resultados que consigue una persona efectiva:

  • Cumplir la meta de ventas
  • Cumplir con su presupuesto de costos
  • Lanzar un producto exitósamente
  • Completar un proyecto dentro del plazo acordado
  • Generar los informes necesarios dentro de los plazos y sin errores
  • Etc….

 

Por otro lado, una persona eficiente consigue minimizar el uso de recursos, tales como:

  • Horas totales de trabajo del equipo
  • Materias primas e insumos utilizados
  • Cantidad de personas involucradas para lograr una tarea
  • Tiempo que toma realizar una tarea
  • Costo total de realizar una tarea
  • Etc…

 

¿Entonces, cuál es más importante?

Ser efectivo vs. eficiente: lo más importante

En el mundo de los negocios, tanto ser efectivo como ser eficiente son fundamentales para el éxito.

Alguien efectivo pero ineficiente, logra sus metas pero utiliza tantos recursos de la organización que hace a la empresa es incapaz de ganar dinero y sostenerse en el tiempo.

Alguien eficiente pero no efectivo, utiliza muy económicamente los recursos de la organización, pero no logra las metas del negocio. Nuevamente, la empresa es incapaz de ganar dinero y sostenerse en el tiempo.

No obstante, para ser bueno en algo hay que partir por ser efectivo y después volverse eficiente.

La receta para ser bueno en algo: efectividad primero, eficiencia después

Cuando no sabes hacer algo, siempre partes siendo poco efectivo e ineficiente.

Por ejemplo, recuerda las primeras veces que tuviste que hacer una presentación en PowerPoint o un modelo en Excel. Probablemente el resultado final estuvo debajo de las expectativas (no efectivo), y además te tomó mucho más tiempo y esfuerzo vs. tus compañeros de trabajo con más experiencia (ineficiente).

Entonces ¿cuál es la receta? ¿Por dónde partir?

Primer paso: ser efectivo

Lo primero es lograr el objetivo toda costa.

Es decir, tienes que volverte lo suficientemente bueno para que el resultado esté a la altura de lo esperado. Para esto, debes usar la mayor cantidad de recursos que puedas.

Es decir, debes ser ineficiente.

Aunque parezca contraintuitivo, en general es mucho mejor despilfarrar recursos inicialmente para asegurar que logras las metas rápidamente.

Tres razones:

Primero, puedes demostrar que eres capaz de lograr resultados y ganarte la confianza de tus jefes y compañeros.

Segundo, te permite probar rápidamente cuál es la expectativa de resultados en tu organización.

Tercero, te permite conocer todos los recursos disponibles para lograr los resultados y cuáles son más eficientes que otros.

Por lo tanto, cuando estés aprendiendo a hacer algo preocúpate de utilizar todos los recursos que puedas. Por ejemplo:

  • Pide ayuda y haz muchas preguntas a tus compañeros de trabajo
  • Habla tus mentores y otros expertos en el tema (lee aquí un artículo sobre Mentor vs. Auspiciador: Qué son y cómo conseguirlos)
  • Consigue todas las herramientas necesarias (p. ej. licencias de software que te faciliten el trabajo)
  • Dedica todo el tiempo que puedas en lograr el objetivo, aunque sea mucho más que el que dedican tus compañeros
  • Etc….

 

Nuevamente, el objetivo es volverte efectivo lo más rápido posible. Después viene la eficiencia.

Segundo paso: volverse eficiente

Una vez que aprendes cuál es la expectativa de resultados y cómo cumplirla de manera consistente, viene el momento de volverte lo más eficiente posible.

Ahora, es crítico no caer en el perfeccionismo.

Es decir, debes entender cuál es el estándar mínimo de resultados necesarios y enfocarte en lograr esos resultados de manera económica, en vez de seguir logrando resultados cada vez mejores.

Algunas de las mejores técnicas para volverse más eficiente son:

  • Preguntar a otros por consejos de productividad
  • Observar a otros realizar las mismas tareas y copiar las buenas prácticas
  • Hacer planes o checklists y seguirlos
  • Creer siempre que tiene que haber una mejor forma de hacer lo que estás haciendo y estar constantemente buscándola
  • Delegar tareas a personas más eficientes que uno
  • Leer libros de productividad
  • Etc…

 

Conclusión

Principales puntos:

  • Ser efectivo es lograr resultados y ser eficiente es tener un proceso que utiliza pocos recursos.
  • La respuesta a ser efectivo vs. eficiente, es que es importante lograr ambos.
  • No obstante, al aprender una tarea nueva hay que enfocarse en primero ser efectivo lo más rápidamente, para después mejorar tu proceso y hacerlo eficiente.

 

Espero esta pequeña reflexión te ayude a cuestionarte cómo hacer las cosas y encontrar manera mejores.

¡Mucho éxito!

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